Tuesday, May 15, 2018

EL ORIGEN DE ROMA

Desde el punto de vista histórico-cultural, Alba Longa fue la ciudad germen de donde surgió Roma, a la que debemos la base y el fundamento de nuestra lengua y de nuestra cultura y civilización. 
Su fundación, como la de otras muchas ciudades antiguas, aparece envuelta en mitos y leyendas. En efecto, cuentan que, después de la destrucción  de Troya por los griegos, el héroe Eneas marchó junto con otros troyanos de su patria, y, tras andar errante por los mares, llegó a ltalia, donde se casó con la hija del rey del lugar. 
A su muerte, su hijo Ascanio fundó una ciudad al pie del monte Albano, a la que por su situación, extendida a lo largo de una loma, llamó “Alba Longa”. Sigue narrando la leyenda que, más tarde, como consecuencia de un conflicto dinástico, el rey legítimo de Alba Longa fue destronado por su hermano menor, quien, para garantizar su seguridad, mandó matar a todos los hijos varones de su hermano; y a la única hija, de nombre Rhea Silvia, la condenó a permanecer virgen el resto de sus días como sacerdotisa de la diosa Vesta. A pesar de ello, el dios Marte se unió con ella y, fruto de esa unión, nacieron dos niños gemelos, Rómulo y Remo. 
El rey, al enterarse, indignado, mandó arrojar a los niños al río Tíber; pero la canasta, en que habían sido abandonados, quedó varada en la orilla, y una loba que bajaba de las montañas los amamantó, siendo recogidos después por un pastor, que los crió en su cabaña. 
Al llegar a la adolescencia, enterados de su origen, dieron muerte al usurpador y repusieron en el trono de Alba Longa a su legítimo heredero, quien les otorgó un territorio entre el Tíber y las campiñas de Alba, para que fundasen una ciudad. 
En este lugar, Rómulo, elegido por los dioses para tal fin, fundó Roma, que, no siendo al principio sino una más de las pequeñas  aldeas de Lacio, pasó a convertirse en la dueña de un gran Imperio que extendió su dominio, y con él su lengua y su civilización, por Italia y por todos los países de la cuenca del Mediterráneo, sin más límites que los desiertos africanos del Sáhara y los ríos Rhin y Danubio.
FUENTES